La Ley de Desaparición se convirtió en un fraude común en la década de 1880. Un equipo formado por dos mujeres y un hombre robó cosas como encajes, vestidos, accesorios y otros productos de alta calidad. Las mujeres ordenaron al comerciante que enviara los productos a su salón, pero desaparecerían con los productos, dejando al mensajero esperando ansiosamente su recompensa.
En los tiempos modernos, la Ley de Desaparición podría percibirse como algún tipo de robo minorista. Alrededor de 35 millones de dólares en mercancía minorista fueron robados de las tiendas el año pasado, según NASP.
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