El robo de identidad es realizado por estafadores para muchos propósitos, y se informa que más de 9 millones de estadounidenses sufren el robo de sus identidades cada año. Obtienen la información personal y financiera de otras personas, y utilizan esa información para realizar transacciones o compras ilegales e ilícitas. Las víctimas a menudo enfrentan las consecuencias, como daños a sus finanzas, crédito y reputación personal.
La mayoría de las veces, estos estafadores se hacen pasar por el gobierno o autoridades acreditadas (por ejemplo, el IRS) para recopilar datos personales. La gente común que tiene poco conocimiento de los asuntos formales tiende a ser víctima de este tipo de fraude.
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